Estrena el documental „El tiempo pasa como un rugido de león“
El tiempo pasa como un rugido de león, del director alemán Philipp Hartmann, es un ensayo filosófico y entretenido sobre el implacable devenir. Estrena este jueves en el Cineclub Municipal.
Por Roger Koza
Philipp Hartmann vive en un departamento modesto de un barrio de Hamburgo. Como algunos directores de cine alemanes, sintió la urgencia de desplazarse para poder conocer y trascender los límites del etnocentrismo. Es que en su oficio de cineasta la puesta en escena incluye el viaje como elemento esencial.
El cine es de por sí un viaje inmóvil, y Hartmann sabe muy bien que las películas sobre viajes duplican el deseo de encarar otro.
Su cortometraje De la necesidad de navegar los mares puede ser visto como un manifiesto personal. Ya en aquella película, Hartmann se trasladaba al Salar de Uyuni en Bolivia tras los pasos de un supuesto familiar que había viajado por el sur argentino en el siglo XIX. Y en una estación ferroviaria, encontró una inscripción: „Aquí lo único que pasa es tiempo“. Sería el signo clave y el gran tema de su ópera prima, El tiempo pasa como un rugido de león, que se estrena esta semana en el Cineclub Municipal.
Hartmann, a quien se le ha diagnosticado cronofobia, hizo una película fascinante sobre el terror que lo acosa: el tiempo. El filme es una suerte de fenomenología pop acerca del tiempo, y lo examina como obsesión personal, problema filosófico o tara científica, como tema cinematográfico, dilema existencial y constancia física de la experiencia corporal. La película es ágil y por momentos muy emotiva, porque parte de una evidencia reconocible: el paso del tiempo conlleva siempre aprender a lidiar con la ausencia de algunos seres amados que ya no están, como sucede con el padre de Hartmann.
La película comienza con algunas fotografías. „Son fotografías que mi padre nos sacó a mí y a mi familia cuando yo era chico. Son retratos de recuerdos perdidos, recuerdos que yo no tengo. O solamente los tengo a través de la ayuda de esas fotos. Pero también son retratos de un tiempo en el que todavía no tenía pasado ni futuro. Retratos de un tiempo completamente libre“, dice Harmann.
Al preguntarle sobre la poética que constituye su película, agrega: „La tesis general fue entender que el tiempo no es algo que se puede explicar con un concepto u otro. Es una totalidad de conceptos, ideas, fenómenos, eventos, experiencias, impresiones. Es tanto medida objetiva como también percepción subjetiva. Y la conclusión es que existen diferentes sistemas del tiempo que no siempre coinciden“.
„Decidí hacer una película que no se plantea explicar algo, ni tampoco se plantea explorar la totalidad de los aspectos que tienen que ver con el tiempo. Lo que sí hace el film es desplegar un collage o un caleidoscopio de ideas, imágenes, experiencias y puntos de vista sobre el tiempo“, señala.
En el inicio, Hartmann visita un laboratorio en donde se intenta literalmente medir el tiempo. Es un pasaje magnífico, tan cómico como delirante, y en el que se descubre la contingencia de nuestro conocimiento: „La falibilidad de la medición científica es obviamente un aspecto que me interesa especialmente. De hecho, muchas partes de la película tratan sobre las fallas en el sistema, de rupturas en él. Como por ejemplo el físico que explica la necesidad de incluir, en el tiempo atómico, un segundo extra cada 18 meses porque por más exacto que sean los relojes atómicos que construimos hay una divergencia minúscula, que se suma y es importante en relación a los giros de la tierra y de los planetas“.
Se puede afirmar que El tiempo pasa como un rugido de león es uno de los grandes estrenos de la semana y del año. Se verá desde mañana hasta el jueves en el Cineclub Municipal (bulevar San Juan 49). Película cinéfila, entretenida y filosófica como pocas, película que secretamente nos interpela democráticamente: todos somos hijos del tiempo.
El tiempo pasa como un rugido de león
Calificación: **** (muy buena)
(Diet Zeit Vergeht Wie Ein Brüllernder Löwe, Alemania, 2013). Dirección: Philipp Hartmann. Guión y dirección: P. Hartmann y Jan Eichberg. Con P. Hartmann, Nina Petri, Marc Zwinz, Jo Brauner. Duración: 79 minutos.